miércoles, 23 de julio de 2025

Confesiones de un Necio Llamado por Gracia

Cómo Dios redimió mi necesidad de convencer para transformarla en testimonio.


📖“Sino que lo necio del mundo escogió Dios…” (1 Corintios 1:27)

Durante mucho tiempo pensé que para hablar de Dios tenía que sonar convincente, racional, hasta intelectual. Que la fe debía defenderse con argumentos sólidos, casi como una tesis doctoral. Y aunque las buenas razones no son malas, me di cuenta que, en el fondo estaba confiando más en mi habilidad de persuadir que en el poder del mensaje.

Y esa fue mi primer necedad.

🤯Cuando quise convencer sin cruz

Recuerdo debates en pláticas con amigos, momentos en que me esforzaba más por ganar la discusión, que por amar al otro. Citaba autores, mezclaba ideas, adornaba palabras. Pero algo faltaba: la cruz.

Porque sin cruz, todo suena bien, pero no salva.

Y entonces vino la Palabra en momentos de prueba…… y me quebró.


La necedad redimida

Leer 1 Corintios 1:27 y fue como una bofetada de ternura celestial:

“Sino que lo necio del mundo escogió Dios para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios para avergonzar a lo fuerte…”

Y entendí que mi historia —esa mezcla de errores, excesos de palabras, intentos fallidos de ponerme en el centro en lugar de poner a Dios— no era un obstáculo, era el terreno exacto donde Dios quería plantar su propósito.

Ya no tenía que esconder mis caídas, ni maquillar mis procesos. Tenía que hablar desde ahí. Desde mi quebranto, desde mi pasado, desde mi necesidad. Porque este es el púlpito que Dios eligió para mí.


Así nació La Mies Digital.

Así, Dios dispuso en mi corazón una obra: no para mi gloria, sino para la suya; no como trofeo, sino como redención. No desde un púlpito tradicional, sino desde mi desierto. Desde el desempleo, la frustración, el silencio, mañanas de certeza, tardes de duda y noches de incertidumbre. Desde el “quiero ser obrero de la mies, pero no sé qué hacer” al “heme aquí, Señor, usa lo poco que soy”.

No soy sabio. No soy fuerte. A veces me siento torpe (los micrófonos me apabullan), inseguro, fuera de molde.

Pero tengo algo: he sido mirado con compasión (Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor, Mateo 9:36), y eso lo cambió todo. Y entendí algo clave que hoy quiero dejar como uno de los pilares de este blog:

Redención es tener a Cristo como centro (Efesios 1:7), y a la Biblia como autoridad (2 Timoteo 3:16). Ahí comienza la verdadera libertad.

✝️ El mensaje que aprendí tarde (pero a tiempo)

No se trata de impresionar, sino de impactar con verdad.

No se trata de decir mucho, sino de decir lo que Dios dice y lo que Él dice de sí mismo.

No se trata de ser perfecto, sino de ser testigo.

Y un testigo no convence: cuenta lo que vio, vivió, sintió. Y eso es suficiente.

🧭🧭 ¿Y tú?

Quizás también has querido hablar de Dios desde tus fuerzas.

Quizás también te sentiste necio, débil o poco digno.

Pero déjame decirte:

Dios escoge a los necios, no para dejarte en necedad, sino para redimirte con Su sabiduría.

Y si Dios me usa a mí —un necio arrepentido, quebrantado pero amado—, puede usarte a ti también.

“Señor, gracias porque no me descartaste por mi pasado. Gracias por mirar mi necesidad y convertirla en testimonio. Enséñame a hablar desde y con Tu verdad y no con mi razón. Que mi historia redimida sea una piedra más en esta obra tuya: La Mies Digital

💬 ¿Has sentido que Dios no puede usarte por tu pasado? Cuéntame en los comentarios.

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